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Cómics, televisión y cine: el reino de los superhéroes

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Las historietas actualmente viven una época dorada en su traspaso a otros medios, ya sea como inspiración lejana o llevando a las pantallas del cine y la televisión a los mismos personajes creados para las viñetas. Y en esta época dorada hay un género propio de los cómics que parece encaminado a apropiarse por completo de las series de televisión y las películas de cine: los superhéroes.

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Escena de la película «The Dark Knight», dirigida por Cristopher Nolan. Junto a Iron Man, una de las cintas y que llevó el cine de superhéroes a nuevos terrenos.

: Iron Man y El caballero de la noche llevaron el cine de superhéroes a nuevos terrenos. – See more at: https://www.fundacionlafuente.cl/?p=10989&preview=true&preview_id=10989&preview_nonce=b5f98d943c#sthash.drxWvwXF.dpuf

Primero, algo de trivia:

  • ¿Sabían que Superman originalmente no volaba, sino que daba supersaltos, y que fueron los animadores del serial cinematográfico de 1941 los que lo hicieron volar porque para ellos dar saltos tan grandes era visualmente ridículo?
  • ¿Sabían que el mayordomo Alfred y la baticueva, dos elementos icónicos del universo del Batman de hoy, tampoco nacieron en las historietas sino que en la serie de cortometrajes cinematográficos de 1942 y 1943?
  • ¿Sabían que la kriptonita –sí, ese mineral esmeralda que debilita al mismísimo Superman- es mencionada por primera vez en el radioteatro de 1945 dedicado al personaje?
  • ¿Sabían que H.E.R.B.I.E., el gracioso robot que acompañaba a los Cuatro Fantásticos en la serie de dibujos animados de 1978, pasó de la pantalla a las páginas de la revista un año después?

Es simple. Desde el comienzo los ingratos héroes de mallas y capas sintieron que el medio que les había dado origen les resultaba insuficiente, estrecho y poco rentable. El éxito alcanzado en el papel llevó a que saltaran –o volaran- a la radio, el cine, el teatro y la televisión. Y fue en ese traspaso de un medio a otro que la creatividad y los intereses comerciales explotaron nuevas posibilidades de los personajes y de sus mundos, añadiendo elementos, afinando rasgos, sumando poderes y alterando historias. Algunos de estos aportes quedaron en el camino, pero otros volvieron al medio de origen y se integraron a las historias de papel y tinta, enriqueciéndolas. Sinergia, podríamos llamarlo.

Detective_Comics_Vol_2_23.2_Harley_QuinnHoy en día, con el género superheroico ya establecido para bien o para mal como el más vistoso del mundo de los cómics, esta mutua alimentación sigue dándose. Es cosa de recordar los aportes dejados por Batman: La serie animada (1992-1995): la policía Renée Montoya, quien luego en los cómics viviría su lesbianismo junto a Batwoman y tomaría el papel del héroe urbano The Question. O Harley Quinn, la desquiciada siquiatra del Joker que en 1992 dio el salto de la pantalla chica a las historietas de Batman, en donde goza hoy de una exitosa revista propia.

Sin duda que algo tienen los superhéroes y sus historias que resultan atractivos para los otros medios. En primer lugar, son visualmente muy llamativos. Sus coloridos trajes, sus cuerpos tonificados, sus impresionantes habilidades; todos rasgos que en movimiento pueden ganar dramatismo y espectacularidad (algo que el cine comercial de hoy agradece con sus pantallas 3D, 4D, Imax y lo que venga). También sus historias son del gusto masivo (o lo que el cine estadounidense nos ha enseñado que es el gusto masivo): hay tragedia, sacrificio, nobleza, villanía, destrucción, redención… Los elementos básicos de toda historia que nos apasiona, a fin de cuentas.

Superhéroes en el cine

Los fanáticos hoy en día no podemos creer lo que se nos ofrece: recientemente los grandes estudios cinematográficos dieron a conocer los planes para los próximos años relacionados con superhéroes. Y es algo apabullante. Sigamos con la trivia veraniega, a ver cuántos de los siguientes títulos reconoce:

2015

  • Los vengadores 2: La era de Ultrón (Marvel)
  • Ant-Man (Marvel)
  • Los cuatro fantásticos (Fox)

2016

  • Deadpool (Marvel)
  • Batman vs. Superman: Dawn of justice (Warner-DC)
  • Capitán América 3: Civil War (Marvel)
  • X-Men: Apocalypse (Fox)
  • Suicide Squad (Warner-DC)
  • Gambit (Fox)
  • Dr. Strange (Marvel)
  • Sinister six (Sony)

2017

  • Wolverine 3 (Fox)
  • Guardianes de la galaxia 2
  • Los cuatro fantásticos 2 (Fox)
  • Wonder Woman (Warner-DC)
  • Thor: Ragnarok (Marvel)
  • Pantera negra (Marvel)
  • Venom (Marvel)
  • La liga de la justicia (Warner-DC)

2018

  • Flash (Warner-DC)
  • Los vengadores: Infinity war 1 (Marvel)
  • The amazing Spiderman 2 (Sony)
  • Captain Marvel (Marvel)
  • X-Men (Fox)
  • Aquaman (Warner-DC)
  • Inhumans (Marvel)

2019

  • Shazam (Warner-DC)
  • Los vengadores: Infinity war 2 (Marvel)
  • La liga de la justicia 2 (Warner-DC)

2020

  • Cyborg (Warner-DC)
  • Linterna verde (Warner-DC)

Emocionante, ¿no? Pero un poco agotador también. Más de treinta películas anunciadas compitiendo por convertirse en la favorita del público. Más de treinta películas, muchas de ellas aún sin guión, sin reparto, sin director, pero con una fecha de estreno ya definida. Asusta un poco ver cómo cada estudio se empeña en hacer más y mayores anuncios a fin de amedrentar a los otros y generar mil noticias, tweets y posteos. Asusta, porque de tanto nombre y de tanto ruido puede salir cualquier cosa. Porque ya lo sabemos, el cine hoy no es solo cine. Es la película y son los juguetes, los cereales, el pijama y las pantuflas, la banda sonora, el DVD o BLURAY en edición para coleccionista, el libro para colorear y de vuelta al origen, es también la edición en cómic de la historia presentada en pantalla. El eterno retorno, podríamos llamarlo.

¿Pero cómo es que los superhéroes pasaron de ser esos ridículos hombres de trajes coloridos a ser uno de los principales motores del cine comercial contemporáneo? ¿Cómo pasaron a ser el género omnipresente en lo que nos queda de década y dejaron de ser una rareza solitaria en la cartelera –como lo fueron en su momento el Superman con Christopher Reeve (1980) o el Batman de Tim Burton (1989)?

X-Men

X-Men

Por poner una fecha, digamos que la actual fiebre comenzó con X-Men (2000), de Bryan Singer. Tras el fracaso de Joel Schumacher a cargo de las colorinches Batman forever (1995) y Batman & Robin (1997) en las que se dio el gusto de reinventar el traje del héroe con unos polémicos “batipezones” y regalarnos una regordeta Batichica a cargo de Alicia Silverston, parecía que el mundo de los héroes de historieta quedaría marginado de la gran pantalla por un buen tiempo. Pero Singer logró dotar a sus mutantes de una madurez inusitada a la fecha para este tipo de personajes, a la vez que los revolucionó estéticamente aprovechando el tirón de Matrix (1999) y su gusto por el cuero negro ajustado. Ya no eran personajes vestidos de colores chillones. Tenían onda (o al menos esa oscura onda lustrosa de fines del siglo pasado).

¿Cómo los superhéroes pasaron de ser ridículos hombres de trajes coloridos a ser un motor del cine comercial contemporáneo?

Los mutantes de Marvel, perseguidos por una humanidad temerosa, le permitieron al director hablar de temas complejos como la discriminación, el poder y la identidad. La tecnología, quizás el gran escollo al que se habían enfrentado las películas anteriores a la hora de representar hombres voladores o capaces de cambiar su apariencia en un abrir y cerrar de ojos, había evolucionado hasta ser capaz de engañarnos en la gran pantalla haciéndonos creer que todo eso era posible. Obvio, el público feliz. Por fin las películas de superhéroes empezaban a dar señales de tratar a sus personajes como seres humanos con conflictos profundos y complejos sin abandonar la emoción, la aventura y el espectáculo. Algo que en las viñetas ya estaba asentado.

X-Men generó un variopinto efecto bola de nieve de cintas más o menos logradas y exitosas: X-Men 2 y X-Men 3, Superman regresa, la trilogía de Spiderman a cargo de Sam Raimi, la trilogía de Batman a cargo de Christopher Nolan, la trilogía de Blade, el Hulk de Ang Lee, la espantosa Catwoman, la letárgica Daredevil, las dos de Los cuatro fantásticos, las dos de Wolverine, entre otras muchas.

Iron Man

Iron Man

Hasta que llegamos a un punto de inflexión en 2008: El caballero de la noche y Iron Man llevaron el cine de superhéroes a nuevos terrenos. La primera, desarrolló lo ya hecho por el mismo Nolan en Batman inicia (2005), profundizando en la torturada psiquis del héroe nocturno en una trama llena de giros causados por un intimidante Joker a cargo del premiado Heath Ledger. La crítica –sí, esa crítica seria y profunda de revista de fin de semana- alabó las virtudes de la película, poniendo así en evidencia que el cine de superhéroes también podía ser cine con mayúscula. Iron Man, en cambio, explotó la faceta espectacular de las historias de Marvel, asumiéndose como entretención pura y adictiva, una película emocionante y divertida por partes iguales con la que Jon Favreau, su director, inauguró un universo cinematográfico compartido por los distintos personajes de la editorial al introducir referencias a hechos y situaciones de los cómics en esas escenas post-créditos que hacen las delicias de los fans al término de cada película Marvel. Iron Man fue el punto de partida de una serie de películas interconectadas entre sí (Hulk, Capitán América, Thor) que terminaron ensamblándose en el grupo de héroes de Los vengadores (2012), una de las tres películas más vistas de la historia.

Con una tecnología capaz de regalarnos lo inimaginable, con una crítica capaz de valorar las películas más allá de su disfraz y con demostradas posibilidades de éxito comercial, ¿es tan rara la avalancha de anuncios de los grandes estudios?

Superhéroes en la pantalla chica

Siguiendo con la trivia, hagamos algo de memoria televisiva: ¿cuántas de estas series recuerdan?

  • Batman (1966-1968)
  • Wonder Woman (1975-1979)
  • Spider-Man (1977-1979)
  • El increíble Hulk (1977-1982)
  • The Flash (1990-1991)
  • Smallville (2001-2011)

Más allá del cariño nostálgico que les tengamos, todas ellas resultaban… graciosamente pobres en su intento por mostrar las proezas sobrehumanas de las que sus protagonistas eran capaces. La televisión, es sabido, no cuenta con tantos recursos como el cine. Por eso, muchas de estas series han acabado como recuerdos kitsch de nuestra infancia o juventud.

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The Green Arrow es el personaje en el que se inspira la serie de televisión Arrow.

Pero con el éxito conseguido por los superhéroes en el cine, la industria olió el negocio y sus posibilidades. La primera en recoger el guante dejado por Smallville fue Arrow (2012), una renovada versión de Green Arrow, un héroe clásico y más bien desconocido de DC. El personaje parece una copia menos amarga de Batman: un millonario queda abandonado en una isla y sobrevive gracias a su habilidad con el arco y la flecha. De regreso a la civilización, decide combatir el crimen en su ciudad vestido como una especie de Robin Hood moderno. Así, la serie fue una apuesta prudente: no arriesgaron a los pesos pesados de la editorial y el héroe no tiene poderes que exijan muchos recursos (tira flechas, eso es todo). Además, los realizadores apelaron a recursos siempre atractivos como los tortuosos romances juveniles de Smallville, una isla misteriosa parecida a la de Lost y una gran cantidad de escenas con el musculado protagonista a torso desnudo. Y lo que el fan siempre agradece: cientos de referencias al infinito universo superheroico de las viñetas. Todo esto le ha permitido alcanzar las tres temporadas con bastante éxito de audiencia.

Marvel no se quedó atrás y lanzó en 2013 Marvel’s Agents of S.H.I.E.L.D. continuando la historia del agente Phillip Coulson, un personaje sin superpoderes creado especialmente para el cine y que ya había aparecido en Iron Man, Iron Man 2, Thor y Los vengadores. Justamente de esta última se desprende la serie, al ahondar en la agencia secreta S.H.I.E.L.D. desde una mirada más terrenal, siguiendo a un grupo de agentes dirigidos por Coulson. El misterio de cómo sobrevivió a su muerte vista en Los vengadores ha sido uno de los principales elementos de interés de la serie, así como las conexiones permanentes con las películas que Marvel ha seguido presentando. Por ejemplo, la trama de la segunda temporada de la serie bebe directamente de los hechos presentados en la gran pantalla en Capitán América: El soldado de invierno (2014), dando cuenta del buen manejo de Marvel en esto de crear sinergia entre medios tan distintos como el cine y la televisión.

¿Sabían que personajes inventados especialmente para la televisión han dado luego el paso a los cómics?

A propósito de sinergia y retomando la trivia con que iniciábamos esta columna: ¿sabían que tanto Arrow como Marvel’s Agents of S.H.I.E.L.D. han presentado personajes inventados especialmente para la pantalla que luego han dado el paso a los cómics? John Diggle en la primera; el agente Coulson en la segunda.

Como sea, ambas propuestas han sido lo bastante exitosas como para asegurar nuevas temporadas. Pero además han abierto el camino a otras producciones. DC ha expandido el universo de Arrow con Flash (2014), cuyo veloz protagonista ya había aparecido en algunos capítulos de la serie del arquero. Además, también fueron estrenadas el año pasado Gotham y Constantine. La primera cuenta las aventuras del detective James Gordon en la ciudad de Batman cuando aún no es protegida por Batman, siendo así una estilosa precuela que reinventa peligrosamente varios elementos de la mitología del hombre murciélago. La segunda, por su parte, sigue a John Constantine, un amoral experto en ocultismo pendenciero y vividor que se enfrenta a demonios obstinados en conseguir su alma. Mientras Flash ha sido la gran ganadora de las tres, Constantine enfrenta un destino incierto al no estar asegurada aún una nueva temporada. Pero DC no deja de tentarse con el negocio televisivo y ya hay anuncios de que se está preparando Krypton, una precuela al más puro estilo de Gotham sobre el planeta de origen de Superman. ¿El protagonista? El abuelo de Superman, ni más ni menos.

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La serie de televisión Gotham tiene como protagonista al detective James Gordon en la ciudad de Batman.

Por el lado de Marvel, la idea es seguir estableciendo vínculos entre televisión y cine. La recientemente estrenada Marvel’s Agent Carter (2015) retoma a un personaje aparecido en la primera película del Capitán América: la valiente mujer que lo acompañaba en los años 40’ en su lucha contra los nazis y que ahora, en la pantalla chica, se desempeña como agente tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. Así, la serie permite recrear el pasado del universo Marvel, mostrando por ejemplo el papel desempeñado por el padre de Iron Man en el origen y desarrollo de S.H.I.E.L.D. El propósito parece ser transmitir a los espectadores la sensación de que todas las historias producidas están íntimamente conectadas y son parte de un mismo universo. Habrá que ver si esta coordinación hasta ahora impecable se mantiene este 2015 con el estreno por Netflix de cuatro series y una miniserie basadas en algunos de sus personajes menos sobrenaturales y más urbanos: Daredevil, Jessica Jones, Luke Cage, Iron Fist y Los defensores.

¡Veo superhéroes por todos lados!

Los cómics son más que superhéroes. Ellos son quizás la cara más visible del noveno arte para el público en general, pero en las viñetas hay mucho más que dientes apretados, capas al viento y músculos a la vista. Y el cine no solo ha recogido de los cómics a estos personajes. Películas basadas en los libros de Astérix o de Tintín, por ejemplo, han sido bien recibidas por el público. En nuestro país, Mampato tuvo la suya y esperamos la serie de Condorito anunciada hace tanto tiempo.

Películas basadas en los libros de Astérix o de Tintín  han sido bien recibidas por el público. En nuestro país, Mampato tuvo la suya.

Pero hay películas que nos sorprende que hayan surgido de las viñetas. Nos sorprenden sus historias, los directores involucrados o los actores y actrices que dan vida a los personajes. Nos sorprenden las críticas favorables que han recibido, los premios que las ponen al lado de las obras maestras de la cinematografía, el carácter de “películas de culto” que han adquirido con el correr de los años. La vida de Adele (2013), Oldboy (2003), Camino a la perdición (2002), Una historia de violencia (2005), Desde el infierno (2001), Red (2010) o Ghost World (2001), por ejemplo, son historias que escapan a los cánones de las historietas de superhéroes y abordan la experiencia humana en su más diversa variedad, yendo desde relatos violentos hasta romances introspectivos. El cómic como el cine –y tal como el mercado- está abierto a todo. Por eso, no es raro que la sinergia entre ambos medios siga dándose permanentemente. Para bien o para mal.

Para mal, porque hay anunciadas dos películas basadas en cómics no superheroicos a las que les tengo miedo: Peanuts (2015) y The Sandman (2016). Ambas obras me parecen prácticamente imposibles de llevar satisfactoriamente a la gran pantalla: la primera por su extrema simpleza y la segunda, paradójicamente, por su gran complejidad. Y aunque las sinopsis vistas a la fecha de Peanuts muestran una animación respetuosa del trazo cordial y sencillo de Charles M. Schulz, el anuncio del 3D me aleja de una tira cómica que no necesitó más que el blanco del papel y el negro de la tinta para acompañar a sus lectores durante cincuenta años. Ojalá no haya un rap de Snoopy para acompañar los créditos finales.

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Y aunque Neil Gaiman, el creador de The Sandman, le dé el visto bueno al guión y a la elección de actores de la película que dirigirá Joseph Gordon-Levitt, la lectura de los 75 números de la historieta original ofrece tantos niveles, tantas referencias, tanto subtexto y tanta emoción que estoy convencido de que en una película de dos o tres horas es imposible integrar a Shakespeare, la mitología de distintas culturas, los conflictos familiares, el terror gótico, la naturaleza de los sueños, los relatos orientales, las crisis del mundo moderno y sí, también los superhéroes. Porque en The Sandman también hay superhéroes. Pero ya hablaremos de la obra maestra de Neil Gaiman en otra ocasión.


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